¡Caramba Javier! Qué identificado me siento con tu carta. Comprendo a la perfección por lo que debiste pasar. Yo tuve la desgracia de tener un episodio de ataque de pánico dentro de una guagua, en un trayecto largo. Iba de Icod de los Vinos a La Laguna (en Tenerife). Me tuve que bajar antes de llegar a destino (en Los Rodeos) porque sentí lo mismo que tú. Sentí que iba a morirme, tal cual. Seguro que a quien no ha vivido un episodio así, creerá que exageramos, ojalá no tengan que pasar por ello, porque es insufrible. Supongo que yo contaré mi experiencia un día de estos. Qué malos recuerdos de ese día, madre mía. Recuerdo perfectamente la fecha: 14 de abril de 2014. No me olvidaré nunca. 😩
Gracias por compartirnos la experiencia. Seguro que servirá a quien no haya nunca pasado por eso, aunque sea para conocer que es algo más serio de lo que uno cree.
Te leo y siento un nudo en el estómago porque sé exactamente lo que describes. Esa sensación de que el mundo se desmorona, de que algo terrible está ocurriendo dentro de ti y no hay escapatoria. No importa dónde estés en ese momento, todo se vuelve secundario porque el pánico lo consume todo.
Lo que cuentas de la guagua me hace imaginar lo angustiante que debió ser. Encerrado, sin un lugar al que huir, sintiendo que algo dentro de ti te traiciona y te arrastra al abismo. Y sí, a quien nunca ha pasado por un ataque de pánico le cuesta entenderlo. Pero cuando lo vives, cuando sientes que la muerte es inminente aunque no haya una razón física para ello, te cambia para siempre.
Me impacta que recuerdes la fecha exacta. Como si el cuerpo hubiera marcado aquel día con tinta imborrable. Es curioso cómo algunos momentos se quedan con nosotros, no porque queramos recordarlos, sino porque nos atraviesan de tal manera que no pueden ser olvidados.
Si algún día decides contar tu historia, estoy seguro de que muchos se verán reflejados en ella. Porque aunque en esos momentos sentimos que estamos solos, la verdad es que somos muchos los que hemos pasado por ahí. Y compartirlo es una forma de demostrar que aunque el miedo parezca invencible, no nos define.
Gracias por abrirte y por compartir tu experiencia. Te mando un abrazo enorme. 🤗
Gracias a ti Javier. Siempre es reconfortante conocer a otros que han pasado por tus mismas experiencias. Es una forma de pensar «no estoy solo en esto». Gracias por visibilizarlo. 🤗
Sentir que la ansiedad te invade todo el cuerpo y pierdes control sobre lo que sientes, lo que piensas, el control de tu cuerpo. Es la sensación más horrible que he conocido yo también. Yo llegué a perder el conocimiento porque no podía, literalmente, respirar.
No siempre estamos preparados para escuchar lo que nos trae. Su mensaje es a veces tan doloroso que escogemos vivir aterrados de que vuelva a aparecer.
Me encanta cómo explicas tu manera de despertar a esa angustia vital. Y cómo conseguiste, con el tiempo, interpretar su mensaje.
Así que gracias por compartir esto. Sobre todo porque estoy segura de que habrá personas que se hayan sentido culpables por sentirse así🙏🏼.
Perder el conocimiento por no poder respirar… no puedo imaginar lo aterrador que tuvo que ser. La ansiedad es así, invade sin pedir permiso, y cuando llega con toda su fuerza, parece que no hay forma de escapar de ella.
Tienes razón: no siempre estamos preparados para escuchar lo que nos trae. A veces, su mensaje es tan abrumador que preferimos temerla en lugar de entenderla. Pero el miedo a que vuelva nos atrapa en una paradoja cruel: vivimos huyendo de ella, y en esa huida, nos encadenamos aún más.
Si algo me ha enseñado esta experiencia es que nadie debería sentirse culpable por lo que siente. No elegimos la ansiedad, no la buscamos, y sin embargo, muchas veces nos juzgamos por sufrirla, como si fuera un defecto en nuestra forma de ser. Pero entender que no estamos rotos, que no somos menos por sentir miedo, que no estamos solos en esto… cambia todo.
Gracias por compartir tu experiencia, por poner en palabras algo que muchos han sentido y no siempre saben cómo expresar. Nos seguimos recordando que no estamos solos.
¡Caramba Javier! Qué identificado me siento con tu carta. Comprendo a la perfección por lo que debiste pasar. Yo tuve la desgracia de tener un episodio de ataque de pánico dentro de una guagua, en un trayecto largo. Iba de Icod de los Vinos a La Laguna (en Tenerife). Me tuve que bajar antes de llegar a destino (en Los Rodeos) porque sentí lo mismo que tú. Sentí que iba a morirme, tal cual. Seguro que a quien no ha vivido un episodio así, creerá que exageramos, ojalá no tengan que pasar por ello, porque es insufrible. Supongo que yo contaré mi experiencia un día de estos. Qué malos recuerdos de ese día, madre mía. Recuerdo perfectamente la fecha: 14 de abril de 2014. No me olvidaré nunca. 😩
Gracias por compartirnos la experiencia. Seguro que servirá a quien no haya nunca pasado por eso, aunque sea para conocer que es algo más serio de lo que uno cree.
Un abrazo. 🤗
Jaime,
Te leo y siento un nudo en el estómago porque sé exactamente lo que describes. Esa sensación de que el mundo se desmorona, de que algo terrible está ocurriendo dentro de ti y no hay escapatoria. No importa dónde estés en ese momento, todo se vuelve secundario porque el pánico lo consume todo.
Lo que cuentas de la guagua me hace imaginar lo angustiante que debió ser. Encerrado, sin un lugar al que huir, sintiendo que algo dentro de ti te traiciona y te arrastra al abismo. Y sí, a quien nunca ha pasado por un ataque de pánico le cuesta entenderlo. Pero cuando lo vives, cuando sientes que la muerte es inminente aunque no haya una razón física para ello, te cambia para siempre.
Me impacta que recuerdes la fecha exacta. Como si el cuerpo hubiera marcado aquel día con tinta imborrable. Es curioso cómo algunos momentos se quedan con nosotros, no porque queramos recordarlos, sino porque nos atraviesan de tal manera que no pueden ser olvidados.
Si algún día decides contar tu historia, estoy seguro de que muchos se verán reflejados en ella. Porque aunque en esos momentos sentimos que estamos solos, la verdad es que somos muchos los que hemos pasado por ahí. Y compartirlo es una forma de demostrar que aunque el miedo parezca invencible, no nos define.
Gracias por abrirte y por compartir tu experiencia. Te mando un abrazo enorme. 🤗
Javi
Gracias a ti Javier. Siempre es reconfortante conocer a otros que han pasado por tus mismas experiencias. Es una forma de pensar «no estoy solo en esto». Gracias por visibilizarlo. 🤗
Sentir que la ansiedad te invade todo el cuerpo y pierdes control sobre lo que sientes, lo que piensas, el control de tu cuerpo. Es la sensación más horrible que he conocido yo también. Yo llegué a perder el conocimiento porque no podía, literalmente, respirar.
No siempre estamos preparados para escuchar lo que nos trae. Su mensaje es a veces tan doloroso que escogemos vivir aterrados de que vuelva a aparecer.
Me encanta cómo explicas tu manera de despertar a esa angustia vital. Y cómo conseguiste, con el tiempo, interpretar su mensaje.
Así que gracias por compartir esto. Sobre todo porque estoy segura de que habrá personas que se hayan sentido culpables por sentirse así🙏🏼.
Hola Laura,
Perder el conocimiento por no poder respirar… no puedo imaginar lo aterrador que tuvo que ser. La ansiedad es así, invade sin pedir permiso, y cuando llega con toda su fuerza, parece que no hay forma de escapar de ella.
Tienes razón: no siempre estamos preparados para escuchar lo que nos trae. A veces, su mensaje es tan abrumador que preferimos temerla en lugar de entenderla. Pero el miedo a que vuelva nos atrapa en una paradoja cruel: vivimos huyendo de ella, y en esa huida, nos encadenamos aún más.
Si algo me ha enseñado esta experiencia es que nadie debería sentirse culpable por lo que siente. No elegimos la ansiedad, no la buscamos, y sin embargo, muchas veces nos juzgamos por sufrirla, como si fuera un defecto en nuestra forma de ser. Pero entender que no estamos rotos, que no somos menos por sentir miedo, que no estamos solos en esto… cambia todo.
Gracias por compartir tu experiencia, por poner en palabras algo que muchos han sentido y no siempre saben cómo expresar. Nos seguimos recordando que no estamos solos.
Un abrazo grande.