Te escribo desde el aeropuerto de Estocolmo.
Me gustan los nórdicos. Me gusta su estilo de vida y su forma de vivirla. Me gusta el fika, el sisu, el hygge. Me gusta que la gente salga a la calle y se tumbe en el césped al primer rayito de sol. Me gustan los rollitos de canela con un vaso de leche o un café. Me gusta que hablen desde construir. Me gusta cómo te abren las puertas a sus casas, te presentan a sus amigos, te hacen sentir seguro.
Me levanto por la mañana y hace sol, siempre lo hace. Ahora apenas hay unas horas de oscuridad total. Estamos en un constante amanecer, día y un constante atardecer. Tienes todo el tiempo del mundo para dar tu mejor foto. Estocolmo te cobija en sus calles. Casi escuchas su barullo medieval entre todas sus islas (más de treinta mil), sus puentes, sus edificios. Es una ciudad que siempre parece estar posando para la cámara.
Paseo por Kungsholmen, donde está su ayuntamiento. Un centímetro más alto que el de Copenhague. Qué decir, todas las ciudades tienen sus piques. Esa necesidad tan humana de sentirnos superiores los unos a los otros. Más inteligentes, más fuertes, con más sabiduría, con más dinero. Cómo parar algo que nos representa en cada una de las representaciones que tenemos a nuestro alrededor.
Te escribo estas líneas porque quiero compartir contigo lo que estoy viviendo aquí, en Estocolmo. Es una experiencia que me está transformando, haciéndome ver la vida desde otra perspectiva. Cada rincón de esta ciudad tiene algo que enseñarme, algo que me invita a reflexionar sobre mi propio modo de vivir.
Estocolmo no es solo una ciudad, es un estilo de vida. Es un lugar donde la tradición se mezcla con la modernidad, donde la naturaleza se integra perfectamente con la urbanidad. Las islas, los puentes, los parques y los edificios históricos crean un paisaje que parece sacado de un cuento de hadas.
Todo se vive con una tranquilidad y una apreciación que me hace querer llevarme un poco de esto de vuelta a casa.
En este momento, mientras espero mi vuelo, pienso en cómo cada viaje nos cambia, nos enriquece. Estocolmo me ha regalado momentos de paz, de alegría y de reflexión. Me ha mostrado la belleza de lo cotidiano y la importancia de conectar con los demás y con uno mismo.
Me muero de ganas de escribirte desde Finlandia.
Porque todo sume,
Javi
Qué alucinante debe ser recorrer todas esas ciudades, Javier. De Europa apenas conozco nada. Hace ocho años que me mudé a Sudamérica y he estado recorriendo esos países tan lejanos ☺️. También increíbles. Seguiré leyendo tus viajes🤗
Gracias Javi por compartirlo. No sabes la envidia que me dan. Es un viaje que iba a hacer este año pero....tendrá que seguir pendiente sobre todo Estocolmo, Finlandia, Tallin....A seguir disfrutando.😚